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Hay gente que nos hace mejores con su ejemplo, sus anécdotas y en general su vida, una de esas personas, sin duda, fue Hellen Keller una activista, oradora y escritora que hizo al mundo mejor, sordociega desde los 19 meses, vivió una vida de trabajo y dedicación extraordinaria, fue la primera persona sordociega en obtener un título universitario y fue del Radcliffe College, centro docente de la Universidad de Harvard.

En un mundo oscuro y sin sonido Keller encontró la pasión y propósito, que daba intensidad y profundidad a lo que esperaba conseguir. Sus valores y ejemplo, siguen siendo hoy una inspiración para todo el mundo.

El 1 junio de 1968 la muerte le llegó estando dormida. Dejó una larga vida de lucha e inspiración, múltiples reconocimientos públicos y una extensa obra como testimonio de su vida.

Una escena impactante en la vida de Hellen Keller ocurrió después de su graduación, cuando los reporteros le preguntaban qué había sido lo peor que había vivido. Con total serenidad dijo: “solo hay algo peor que ser ciega, y es no tener visión”.

La visión es imprescindible, incluso sabemos que las personas no siguen personas, siguen visiones que se vuelven convicciones.

Definir una visión no es solo una actividad emocional, exige toda tu razón e inteligencia para encontrar algo retador pero alcanzable, algo apasionado, pero con profundidad y propósito. La mayoría de las visiones fracasan por ser sueños inconclusos que nos llevan a la frustración.

Te queremos invitar, si aún no la tienes, a construir tu visión, o quizá ya la tienes, pero debes replantearla o también si la tienes debes analizarla por si es necesario fortalecerla. Te recomendamos cumplir tres elementos presentes en una visión

  1. Lígala a tu propósito: Una buena visión está ligada a tu propósito, el propósito son las raíces que alimentan todo lo que somos y el potencial que podemos dar. La visión, que implica un cambio en el mundo, está íntimamente relacionada con nuestro propósito. La profundidad que da el propósito permite que la visión se afiance en nuestras acciones y se mantenga a pesar de los tiempos malos. Cuando la visión se aleja de tu propósito y por ende de tu potencial, solo encontrarás frustración.
  2. Se retador: La visión debe sacar lo mejor de ti, de tu propósito, pero también de tu potencial, debe ser un reto que te transforme en algo mejor, obviamente, Esos retos deben ligarse a prácticas diarias que te lleven a alcanzar lo que buscas.
  3. Sé específico: Una visión no se cumple sola, requiere compromiso y sobretodo acciones, la diferencia entre un documento y una realidad son las acciones que se hacen. Una visión debe ser específica en todo aquello que exige. Migrar de lo general a lo específico te hace capaz de encontrar y ligar acciones simples y concretas a tu visión. Todos soñamos con ser mejores, pero el gran quiebre, por lo que fracasan muchas visiones es que no son específicas.

Te invitamos a tomar un poco de tiempo y releer tu visión si la tienes o emprender el ejercicio de construirla. Si quieres aprender más sobre la visión, te recomendamos escuchar el podcast de liderazgo de John Maxwell con Juan Vereecken en: www. podcastdeliderazgodejohnmaxwell.com