Cuando era niño, uno de los pasatiempos favoritos de mi mamá era el armar rompecabezas. Recuerdo que ella llegaba con una caja nueva, vaciaba las piezas y las esparcía por la mesa, luego las iba separando por colores y con mucha paciencia comenzaba a armar un sorprendente paisaje, una clásica pintura o animales muy tiernos. Al verla me preguntaba “¿Cómo sabe dónde va cada pieza? ¡Para mí todas se ven iguales!” Un día finalmente le pregunté cuál era su secreto, y ella me respondió:
–No es secreto. De lejos todas las piezas se ven iguales, pero si las ves de cerca detenidamente, te darás cuenta que cada una de ellas es única. Ninguna es igual a la otra, pero lo divertido es que al unirlas forman una sola imagen.
¡El mismo principio aplica en tu equipo!
Como humanos tendemos a rodearnos de personas parecidas a nosotros. Está en nuestra naturaleza. Gravitamos y atraemos a personas con nuestro mismo temperamento, conjunto de habilidades y hasta sentido del humor. Y aunque esto funciona a nivel social, en tu compañía no debería de ser lo mismo. Regresemos al ejemplo del rompecabezas. ¿Qué pasaría si en una caja todas las piezas fueran iguales? Mismo color, misma forma. ¡Jamás podrías armar algo! Ahora piensa qué pasa si en tu equipo todos son iguales. Misma forma de pensar y de hacer las cosas… ¿puedes ver hacia donde voy con esto?
Sí, seguramente si todos fueran iguales habría menos problemas y discusiones, pero tu compañía se vería atorada en los mismos patrones, mismos problemas, mismas formas de hacer las cosas por siempre y perderías relevancia. No habría forma de avanzar ni de crecer.
Como lo hemos mencionado antes, por primera vez en la historia, es posible tener hasta 5 generaciones conviviendo en el mismo lugar de trabajo. Esto es un gran reto; cada generación tiene un punto de vista diferente de la vida, no son inspirados por las mismas cosas, sus métodos no son los mismos, pero aunque cueste creerlo, todo eso puede ser una gran ventaja. Para ayudarte a verlo desde una diferente perspectiva, sigue estos tres pasos:
1.- Piensa en cada persona de tu equipo como una pieza de un rompecabezas.
2.- Analiza qué las hace diferentes y únicas.
3.- Busca formas en que esas piezas puedan integrarse y encajar juntas.
Con tiempo y paciencia, verás cómo se forma la gran imagen de la visión que tienes para tu empresa.
Sin importan las diferencias ni las generaciones, es posible que un equipo trabaje unido y hacia la misma meta, pero no lo harán por sí mismos, es tu responsabilidad como líder guiarlos e integrar a cada uno de ellos con sus propias aptitudes. ¡Valdrá la pena!
Y una última nota: si al leer este artículo piensas que eres de los “afortunados” que no tienes este problema de diversidad de generaciones en tu compañía, te invitamos a reconsiderarlo. Tal vez la variedad de generaciones es justo lo que te está haciendo falta para llevar a tu compañía al siguiente nivel…