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Uno de los recuerdos más graciosos que tengo de mi hijo es cuando él estaba por ir por primera vez a la escuela. Le compramos su mochila, cuadernos nuevos, colores, ropa nueva y todo lo que necesitaba para el primer gran día. Desde semanas antes de lo único que hablábamos era de lo “grande” que mi hijo ya era y del importante paso que era ir a la escuela. Mi hijo no podía estar más orgulloso de sí mismo. Cuando el día llegó despertamos a mi hijo y de un salto dejó la cama. Nunca se había vestido y preparado como ese día. Después de desayunar lo llevamos a la escuela y él contento, con la mochila en su espalda, entró a la escuela, (no sin antes de tomarle la tradicional foto y algunas lágrimas de su madre… y tal vez mías también.)

Al regresar a la casa mi hijo nos platicó de todo lo que había aprendido y de todas las cosas nuevas que ahora sabía. Definitivamente la escuela era lo suyo… pero al día siguiente las cosas no fueron iguales. Al irlo a despertar no se quería levantar, y muy confundido me preguntó:

–¿Por qué me tengo que despertar?

–Para ir a la escuela –le expliqué yo.

–¿A la escuela? Pero si ya fui ayer. Ya aprendí todo lo que tenía que saber. Ya no necesito ir otra vez…

En ese momento me reí mucho, y comenzó la batalla de levantar a mi hijo y prepararlo para la escuela, pero al reflexionar en lo que sucedió me di cuenta que muchos de nosotros adoptamos la misma actitud. Creemos que hay cierto punto en la vida donde creemos que sabemos suficiente y que ya no es necesario aprender, ¡y nada puede ser más alejado de la realidad!

El Dr. John Maxwell lo dice muy bien: “Tu crecimiento determina quién eres. Quien eres determina a quién atraes. A quién atraes determina el éxito de tu organización. Si quieres que tu organización crezca tienes que mantenerte aprendiendo.”

Al tener 5, 10, 20 años en la compañía nos estancamos en un lugar cómodo donde ya sabemos cómo funcionan las cosas y simplemente repetimos cada día lo que ya sabemos, ignorando lo que se puede mejorar o incluso que lo que hacemos ya es obsoleto. O cuando obtenemos un título o una posición creemos que llegamos al tope y que ya “lo logramos.” O, simplemente nos volvemos perezosos y ya no queremos aprender. Pero hay una realidad que quiero que entiendas hoy: Dejar de aprender no es estancarse, es comenzar a hundirse.

Hay muchas formas de seguir aprendiendo, como leer libros, tomar cursos, escuchar podcast, asistir a conferencias, etc, pero el día de hoy quiero enfocarme en una sólo forma de aprender que desde tiempos inmemorables es una de las más efectivas, esa forma es: aprender de los demás.

Con anterioridad hemos hablando de las diferentes generaciones que están en la fuerza laboral ahora mismo, y aunque eso implica un reto, también es una ventaja que puedes aprovechar en el aspecto de aprendizaje. Piénsalo, en tu lugar de trabajo tienes gente con experiencia y años de vivencias únicas que no se suplen con nada, y al mismo tiempo tienes personas que de forma natural conocen las nuevas tecnologías, las tendencias modernas y tienen el pulso de lo que sucede en la sociedad actualmente. Y ésta es la realidad, no importa cuánto sepas, no importa qué posición tengas, aún puedes aprender y hay cosas nuevas que aún puedes hacer… y las personas que están a tu alrededor son las que mejor te pueden enseñar. Pero esta es la clave: Humildad.

Se necesita humildad para dejar que el nuevo interno sea el que te explique cómo un app pueda ayudar a tu empresa. Humildad para que el hombre que ha estado en el departamento de finanzas desde que se fundó la empresa te enseñe cómo se superó tiempos de crisis antes. El aceptar que no sabes algo es signo de fortaleza, muestra que estás dispuesto a lo que sea por crecer y poner las necesidades de la empresa por encima de tu ego. Tú debes de ser el ejemplo, y créeme, también tú saldrás ganando al final. Recuerda, dejar de aprender no es estancarse, es comenzar a hundirse.

El día de hoy te dejaremos sólo con un reto: Aprende. Aprende hoy una cosa de alguien que está a tu alrededor. Ten una actitud abierta y te vas a sorprender de las cosas nuevas que puedes aprender de las personas que menos piensas… asi como yo aprendí todo esto de mi hijo.